Zigurat de Chogha Zanbil

El Zigurat de Chogha Zanbil se encuentra a 40 kilómetros al suroeste de Susa, ubicado en la provincia de Juzestán, encima de una árida altiplanicie. En este extraordinario conjunto se hallan los vestigios de la ciudad sagrada perteneciente al rey Elamita Untash-Napirisha (entre 1275-1240 a.C.), construida con la finalidad de hacerla su residencia. Probablemente su intención fuera establecer una ciudad-templo en una llanura virgen desde cuya altura se divisara Susa, la capital, y que estuviera a una jornada de camino. La aspiración de Untash-Napirisha fue consolidar los credos y ritos de los estados elamitas en el mismo lugar, creando de esa manera una profunda conexión entre estado y religión. Sin embargo, la ciudad nunca se acabó o no se consolidó antes de que fuera destruida por el rey asirio Asurbanipal, alrededor de 640 a.C.
Chogha Zanbil es una reliquia del período Elamita medio (1400- 1100 a.C.), conocido también como Edad de Oro de Elam. Tras la muerte de Untash-Napirisha, Chogha Zanbil se convirtió en un gran centro de peregrinación en el que el pueblo se congregaba para las celebraciones del año nuevo y los ritos religiosos.
Chogha Zanbil o Dur Untash (la ciudad de Untash en elamita) estaba protegida por tres recintos amurallados concéntricos; contaba con un muro externo de 4 km. de circunferencia que englobaba un perímetro de unas 100 hectáreas, incluyendo un extenso conjunto de residencias, el distrito real y las tumbas-palacios. El muro intermedio protegía los templos (Temenus) dedicados a los dioses y deidades, y el muro interno (105.2 m²) encerraba el núcleo del conjunto, el zigurat, hecho de ladrillo de adobe. El zigurat se considera el más grande fuera de Mesopotamia y está excepcionalmente conservado. En su origen debía medir unos 53 m.de altura (en la actualidad presenta una altura de 24,75 m.), estaba construido en 5 niveles y rematado con un templo en la cúspide.
Según las inscripciones de ladrillos usados en el zigurat, este fue consagrado a los dioses Inshushinak y Napirisha. El zigurat fue construido junto a varios edificios en Chogha Zanbil y fueron profusamente decorados utilizando estuco, bóvedas, fayenza y vidrio.

No se plantea ninguna hipótesis concreta acerca de los zigurats. Lo más probable es que fueran construidos para aproximar el cielo a la tierra, promoviendo la presencia de Dios en la tierra. En los territorios mesopotámicos y el suroeste de Irán, los edificios prominentes con varios niveles como los zigurats simbolizaban las escaleras hacia el cielo. Asimismo los zigurats se consideraban como un lugar para que el hombre acogiera a su creador entre el cielo y la tierra, evitando el contacto con la tierra inferior.
Las pruebas científicas obtenidas en Chogha Zanbil han ampliado de manera significativa nuestro conocimiento acerca de la cultura, creencias y tradiciones de uno de los pueblos indígenas más antiguos de Irán, los elamitas, cuya cultura sobrevivió en la era del imperio pionero de los aqueménidas, el primer imperio persa.

 

Zigurat de Chogha Zanbil

El Zigurat de Chogha Zanbil se encuentra a 40 kilómetros al suroeste de Susa, ubicado en la provincia de Juzestán, encima de una árida altiplanicie. En este extraordinario conjunto se hallan los vestigios de la ciudad sagrada perteneciente al rey Elamita Untash-Napirisha (entre 1275-1240 a.C.), construida con la finalidad de hacerla su residencia. Probablemente su intención fuera establecer una ciudad-templo en una llanura virgen desde cuya altura se divisara Susa, la capital, y que estuviera a una jornada de camino. La aspiración de Untash-Napirisha fue consolidar los credos y ritos de los estados elamitas en el mismo lugar, creando de esa manera una profunda conexión entre estado y religión. Sin embargo, la ciudad nunca se acabó o no se consolidó antes de que fuera destruida por el rey asirio Asurbanipal, alrededor de 640 a.C.
Chogha Zanbil es una reliquia del período Elamita medio (1400- 1100 a.C.), conocido también como Edad de Oro de Elam. Tras la muerte de Untash-Napirisha, Chogha Zanbil se convirtió en un gran centro de peregrinación en el que el pueblo se congregaba para las celebraciones del año nuevo y los ritos religiosos.
Chogha Zanbil o Dur Untash (la ciudad de Untash en elamita) estaba protegida por tres recintos amurallados concéntricos; contaba con un muro externo de 4 km. de circunferencia que englobaba un perímetro de unas 100 hectáreas, incluyendo un extenso conjunto de residencias, el distrito real y las tumbas-palacios. El muro intermedio protegía los templos (Temenus) dedicados a los dioses y deidades, y el muro interno (105.2 m²) encerraba el núcleo del conjunto, el zigurat, hecho de ladrillo de adobe. El zigurat se considera el más grande fuera de Mesopotamia y está excepcionalmente conservado. En su origen debía medir unos 53 m.de altura (en la actualidad presenta una altura de 24,75 m.), estaba construido en 5 niveles y rematado con un templo en la cúspide.
Según las inscripciones de ladrillos usados en el zigurat, este fue consagrado a los dioses Inshushinak y Napirisha. El zigurat fue construido junto a varios edificios en Chogha Zanbil y fueron profusamente decorados utilizando estuco, bóvedas, fayenza y vidrio.

No se plantea ninguna hipótesis concreta acerca de los zigurats. Lo más probable es que fueran construidos para aproximar el cielo a la tierra, promoviendo la presencia de Dios en la tierra. En los territorios mesopotámicos y el suroeste de Irán, los edificios prominentes con varios niveles como los zigurats simbolizaban las escaleras hacia el cielo. Asimismo los zigurats se consideraban como un lugar para que el hombre acogiera a su creador entre el cielo y la tierra, evitando el contacto con la tierra inferior.
Las pruebas científicas obtenidas en Chogha Zanbil han ampliado de manera significativa nuestro conocimiento acerca de la cultura, creencias y tradiciones de uno de los pueblos indígenas más antiguos de Irán, los elamitas, cuya cultura sobrevivió en la era del imperio pionero de los aqueménidas, el primer imperio persa.

 

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