La Capital del Irán Moderno

Teherán es la ciudad más poblada de Irán, en la que se aúnan tradición y modernidad. Si se incluye como parte del antiguo Rey, la historia de Teherán se remonta a 7000 años atrás. La planicie de Teherán muestra las huellas de los primitivos pobladores del mundo que vivieron en el Neolítico, como se ha puesto de manifiesto en los asentamientos del área de Cheshmeh Ali. La cultura de Cheshme Ali, con sus bellas cerámicas, es el término usado para referirse al pueblo que habitaba la región comprendida entre el altiplano central de Irán y Turkmenistán durante la Edad del Cobre. Teherán además ocupó una posición preponderante a lo largo de la Edad del Hierro en Irán; el cementerio de Qeytariye, que aloja tumbas repletas de piezas de cerámica gris y negra, nos retrotrae a la sociedad nómada de la Edad de Hierro.
El nombre de Teherán no es tan antiguo como el de Rey y se menciona únicamente en las fuentes islámicas. Teherán mereció mayor atención durante del imperio Mogol (1206- 1335). A principios del siglo XIII, los famosos geógrafos islámicos Yaqut al-Hamavi y Hamdal`lah Mustafi describieron Teherán como una aldea de viviendas subterráneas y chabolas. Yaqut al-Hamavi relata en su libro Mu’yam ul-Buldān que “Teherán es una aldea grande construida bajo tierra donde no hay manera de acceder a las casas a no ser que la gente te lleve allí”. El progreso de Teherán se inició en la dinastía Safávida (1501- 1736) durante el reinado del Sha Tahmasb, que cercó la ciudad con una sólida muralla que disponía de cuatro puertas. Él mandó edificar 114 torres que simbolizaban el número de los capítulos del Corán y grabó un capítulo bajo cada torre.
Teherán ha sido citado en multitud de diarios de viaje, por su gran atractivo y su historia. Pietro Della Valle, viajero italiano, señalaba que Teherán es la ciudad de los árboles de plátano. El británico Sir Tomas Herbert describe Teherán como una ciudad populosa que cuenta con hermosos paisajes y un millar de viviendas y grandes bazares.
Por último, Teherán llegó a ser la capital de Irán con la subida de poder de los Qayares en 1796. El apogeo de las artes y la arquitectura en la era Qayar se produjo durante el reinado de Naser al-Din Sha, con el esplendor de la época ejemplificado en el Palacio de Saheb-Qaraniye. La obra maestra de la arquitectura de la época Qayar en Teherán es el Palacio de Golestán, sitio del patrimonio mundial de la UNESCO. En 1867, se inició en Teherán un nuevo proyecto de desarrollo con el asesoramiento de un ingeniero francés.
Después de la dinastía Qayar, momento en que la dinastía Pahlavi asumió el poder (1925- 1979) comenzó en Teherán un rápido programa de desarrollo. La emblemática torre Azadi simboliza este giro hacia la modernidad. La modernización de Teherán siguió tras la revolución islámica. La torre Milad, con una altura de 435 metros, es la sexta torre de telecomunicaciones más alta del mundo, y cuenta con un estupendo restaurante giratorio y una increíble panorámica de Teherán. Sus excelentes museos, palacios, parques, bazares y montañas convierten Teherán en una valiosa gema.

Teherán

Teherán es la ciudad más poblada de Irán, en la que se aúnan tradición y modernidad. Si se incluye como parte del antiguo Rey, la historia de Teherán se remonta a 7000 años atrás. La planicie de Teherán muestra las huellas de los primitivos pobladores del mundo que vivieron en el Neolítico, como se ha puesto de manifiesto en los asentamientos del área de Cheshmeh Ali. La cultura de Cheshme Ali, con sus bellas cerámicas, es el término usado para referirse al pueblo que habitaba la región comprendida entre el altiplano central de Irán y Turkmenistán durante la Edad del Cobre. Teherán además ocupó una posición preponderante a lo largo de la Edad del Hierro en Irán; el cementerio de Qeytariye, que aloja tumbas repletas de piezas de cerámica gris y negra, nos retrotrae a la sociedad nómada de la Edad de Hierro.
El nombre de Teherán no es tan antiguo como el de Rey y se menciona únicamente en las fuentes islámicas. Teherán mereció mayor atención durante del imperio Mogol (1206- 1335). A principios del siglo XIII, los famosos geógrafos islámicos Yaqut al-Hamavi y Hamdal`lah Mustafi describieron Teherán como una aldea de viviendas subterráneas y chabolas. Yaqut al-Hamavi relata en su libro Mu’yam ul-Buldān que “Teherán es una aldea grande construida bajo tierra donde no hay manera de acceder a las casas a no ser que la gente te lleve allí”. El progreso de Teherán se inició en la dinastía Safávida (1501- 1736) durante el reinado del Sha Tahmasb, que cercó la ciudad con una sólida muralla que disponía de cuatro puertas. Él mandó edificar 114 torres que simbolizaban el número de los capítulos del Corán y grabó un capítulo bajo cada torre.
Teherán ha sido citado en multitud de diarios de viaje, por su gran atractivo y su historia. Pietro Della Valle, viajero italiano, señalaba que Teherán es la ciudad de los árboles de plátano. El británico Sir Tomas Herbert describe Teherán como una ciudad populosa que cuenta con hermosos paisajes y un millar de viviendas y grandes bazares.
Por último, Teherán llegó a ser la capital de Irán con la subida de poder de los Qayares en 1796. El apogeo de las artes y la arquitectura en la era Qayar se produjo durante el reinado de Naser al-Din Sha, con el esplendor de la época ejemplificado en el Palacio de Saheb-Qaraniye. La obra maestra de la arquitectura de la época Qayar en Teherán es el Palacio de Golestán, sitio del patrimonio mundial de la UNESCO. En 1867, se inició en Teherán un nuevo proyecto de desarrollo con el asesoramiento de un ingeniero francés.
Después de la dinastía Qayar, momento en que la dinastía Pahlavi asumió el poder (1925- 1979) comenzó en Teherán un rápido programa de desarrollo. La emblemática torre Azadi simboliza este giro hacia la modernidad. La modernización de Teherán siguió tras la revolución islámica. La torre Milad, con una altura de 435 metros, es la sexta torre de telecomunicaciones más alta del mundo, y cuenta con un estupendo restaurante giratorio y una increíble panorámica de Teherán. Sus excelentes museos, palacios, parques, bazares y montañas convierten Teherán en una valiosa gema.

Teherán

Teherán es la ciudad más poblada de Irán, en la que se aúnan tradición y modernidad. Si se incluye como parte del antiguo Rey, la historia de Teherán se remonta a 7000 años atrás. La planicie de Teherán muestra las huellas de los primitivos pobladores del mundo que vivieron en el Neolítico, como se ha puesto de manifiesto en los asentamientos del área de Cheshmeh Ali. La cultura de Cheshme Ali, con sus bellas cerámicas, es el término usado para referirse al pueblo que habitaba la región comprendida entre el altiplano central de Irán y Turkmenistán durante la Edad del Cobre. Teherán además ocupó una posición preponderante a lo largo de la Edad del Hierro en Irán; el cementerio de Qeytariye, que aloja tumbas repletas de piezas de cerámica gris y negra, nos retrotrae a la sociedad nómada de la Edad de Hierro.
El nombre de Teherán no es tan antiguo como el de Rey y se menciona únicamente en las fuentes islámicas. Teherán mereció mayor atención durante del imperio Mogol (1206- 1335). A principios del siglo XIII, los famosos geógrafos islámicos Yaqut al-Hamavi y Hamdal`lah Mustafi describieron Teherán como una aldea de viviendas subterráneas y chabolas. Yaqut al-Hamavi relata en su libro Mu’yam ul-Buldān que “Teherán es una aldea grande construida bajo tierra donde no hay manera de acceder a las casas a no ser que la gente te lleve allí”. El progreso de Teherán se inició en la dinastía Safávida (1501- 1736) durante el reinado del Sha Tahmasb, que cercó la ciudad con una sólida muralla que disponía de cuatro puertas. Él mandó edificar 114 torres que simbolizaban el número de los capítulos del Corán y grabó un capítulo bajo cada torre.
Teherán ha sido citado en multitud de diarios de viaje, por su gran atractivo y su historia. Pietro Della Valle, viajero italiano, señalaba que Teherán es la ciudad de los árboles de plátano. El británico Sir Tomas Herbert describe Teherán como una ciudad populosa que cuenta con hermosos paisajes y un millar de viviendas y grandes bazares.
Por último, Teherán llegó a ser la capital de Irán con la subida de poder de los Qayares en 1796. El apogeo de las artes y la arquitectura en la era Qayar se produjo durante el reinado de Naser al-Din Sha, con el esplendor de la época ejemplificado en el Palacio de Saheb-Qaraniye. La obra maestra de la arquitectura de la época Qayar en Teherán es el Palacio de Golestán, sitio del patrimonio mundial de la UNESCO. En 1867, se inició en Teherán un nuevo proyecto de desarrollo con el asesoramiento de un ingeniero francés.
Después de la dinastía Qayar, momento en que la dinastía Pahlavi asumió el poder (1925- 1979) comenzó en Teherán un rápido programa de desarrollo. La emblemática torre Azadi simboliza este giro hacia la modernidad. La modernización de Teherán siguió tras la revolución islámica. La torre Milad, con una altura de 435 metros, es la sexta torre de telecomunicaciones más alta del mundo, y cuenta con un estupendo restaurante giratorio y una increíble panorámica de Teherán. Sus excelentes museos, palacios, parques, bazares y montañas convierten Teherán en una valiosa gema.

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